lunes, 7 de enero de 2013

El Callejon De las Animas

Hace mucho tiempo ,en la parte posterior de la iglesia había un cementerio, para evitar los entierros clandestinos el cura lo cerco, tras del murallón quedo un callejón o pasadizo. 
En este pasadizo de casuchas humildes, vivía una vieja, mezcla de bruja y arpía, a quien le gustaba espiar desde su ventana la vida y milagros de los moradores del pueblo. 
Una noche, cuando atisbaba desde su puesto, escucho canticos religiosos a lo lejos, al girar la mirada vio con sorpresa que del fondo del callejón se acercaba una procesión. Creyendo que era una procesión común, se puso de rodillas y en voz baja empezó a rezar mientras recordaba de qué fiesta se trataba. 
Cuando el cortejo pasó por su ventana un acompañante se le acerco y le entregó una vela y con voz cavernosa le dijo: “mañana a esta misma hora me la entregas” 
Recibió el encargo y lo guardo en un baúl. Después de meditar por algunos minutos llegó a la conclusión de que no había fiesta alguna ese día… en esos momentos escuchó golpecitos que venían de baúl, abrió la tapa y vio con horror que lo que había recibido era una canilla humana. 
Loca de miedo, busco desesperada al cura del pueblo, a cuyos pies cayó de rodillas, suplícole le oyese en confesión, le conto todos los pecados que había cometido, sin ocultar las honras que había destrozado y el daño que su lengua viperina había causado y por ultimo le dijo lo de la procesión. 
El padrecito al oír tan terrible confesión y después de increparle severamente le dio el remedio para salvar su alma del infierno. 
La arrepentida mujer siguió el concejo al pie de la letra, porque sabía que de no hacerlo sería el fin de su vida y su condenación eterna. 
Temblando de miedo y a la hora convenida, espero el paso de la procesión que lentamente se acercaba. Al pasar por su ventana la misma voz de la noche anterior le dijo: 
“Hermanita, entrégame la velita que te dejé anoche” 
En ese instante la vieja pellizco al niño que llevaba en brazos, el cual lloro con tanta desesperación que el ánima con voz salida de ultratumba le gritaba: 
“por esta criatura te has salvado” 
Bruscamente se apagaron los cirios, la procesión desapareció y reino un silencio sepulcral.la vieja más muerta que viva se arrastro hasta su aposento donde amaneció de rodillas implorando al redentor… 
Desde ese día la viejita dejo la fea costumbre de enterarse de la vida ajena y cuando murió los vecinos dijeron que había vivido como una santa. Al poco tiempo la noticia se divulgo por todo el pueblo y el lugar fue bautizado como “El callejón de las Animas”.
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